Dueles tanto y no dejas de doler;
y parece imposible pensar que un día me hiciste feliz.
Dueles como si todo hubiera pasado ayer.
Como si el «no te olvido» quiera decir «ya te olvidé».
Dueles aquí y ahora y siempre.
Dueles en mi mundo y tambien en el tuyo.
Pintas mis emociones en un lóbrego opaco que yo atribuyo
al sinónimo de sentirte, de tenerte.
Dueles y te escondes en mis huesos
y me buscas entre los escombros de mi alma
masticando uno por uno mis sentimientos ilesos.
Desvaneciendo con pausas las líneas de mi palma.
Me desorientas. Me desencuentro.
Cuando se te ocurre plantarte en mi memoria.
Te cuelas en mis labios y derrumbas nuestra historia.
Esa historia que ya es pasado y la cuento por dentro.
Duelen tus palabras guardadas y la espera.
Duelen tus mentiras bien formadas como gotera.
Duele tu ignorancia y tu olvido.
Y el que no tenga ningún sentido añorar te una vez más.
Dueles interminablemente en mí.
Envuelta en todo lo tuyo me oprímes
y me imprimes tus caricias en papel,
resfregándome lo que éramos día a día, mes a mes.
Dueles tanto que te necesito lejos.
Que revoques los principios mas complejos
y te ocúltes para no verte venir.
Yo navegaré hasta el final de esta historia.
Aunque tenga que admitir
que aunque quite sobrepeso del recuerdo
para borrarte del todo tengo que volver a partir.