Archivo de la categoría: Poemas

Augusta Coz

Augusta Coz

Vengo aburbujado brujuleado dices
sobre las huellas de cualquier luna
lavadora lejanía lema lenteja
del charco adormilado del rincón…

Pidiéndome las piedras deambulando
tan leña tan perfume tan letal
como fetal y alquímica la noche
me dice la gruta casi inservible
en los límites del arenoso buitre
tan pupitre que degüella invisible.

El sol de bolsillo
al ojo que habla
al pie de los huesos
al ser de los huecos
las impalpable mutación…

¡Aquilatando el letargo de agujas lerdas!
En el parque fantasmal de los columpios
en la pluma al sudar las cáscaras
en los rombos adormilados…

Vengo dices que digo
De comer silencios a medias
Dices
En los extremos del abanico
En la cantera que finge el agua
Indecible enturbiado inefable furtivo
En el circo inicuo puro.

¡ Taco taciturno de lengua infatigable!
Dices que digo a pesar de que no venga
En la sonrisa de un trémulo ramaje.

Ni de ser hospedaje que implore ninguna letra
Ajena a las pupilas en decadencia que las lean
las prematuras serpientes del aprisco ausente
las hienas conmovidas de faz rugosa… Por decir…

¡Tener mucho hilo donde faltan los carretes!.

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Tanto del texto como de la imagen.

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Solitud Insólita

SOLITUD INSÓLITA

Manjares fáciles sueñan rústicos
hogares en su ausencia persistentes
más que la pizarra mármol fino
con las ruinas de largo suspiro
con la salida que encierra
al jaspe y carbón un mismo vaso.

La música
celeste
nada es
sin
terrestre
oyente.

La apasionada nieve anonadada queda
con la muerte adormecida en brazos
que marchitan al olvido caricias
que amorosos colosos arredran
circundando corrientes balidos
en bólidos astros retorcidos.

Aún
sin
entenderse
se
comprende
al sentir.

Con trémulas esferas y pompa
mudanzas y ternura agonizando
por el infausto gozo cuando crece
rico el firmamento
y estrellas mutantes
con los susurros que mecen.

Aprender
lo posible
es imposible
si no
se
quiere.

Por reverberar nacarado
cada esplendente descaro
cada resplandeciente hueco
cada abismo sonriendo
dónde el eco al éter va dejando
Sólo soledades solas…

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez.
Tanto del texto como de la imagen.

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2. El Café. (Poesía Urbana)

 

Ella nunca regreso a nuestra

plaza, me preocupa mucho

el rumbo que pudo haber

tomado el ánimo de sus pies.

 

En este café la hice sonreír

la primera vez y, en aquel

instante, me quebré

hasta lo más profundo.

 

Este nunca fue su lugar

preferido, nunca le gusto

el café, solo me miraba

en silencio.

 

Me dejaba hablar como

un loco, de cualquier cosa

que no tuviera sentido. Ella

podía ver lo secreto y lo profundo

[de mi alma].

 

¿Dónde estás Marianna?

No me condenes a este

afán insano de buscarte

en cada sombra.

 

Soñar despierto contigo

todo el tiempo, empieza

a dolerme más de lo

saludable.

 

Te espero en el lugar de siempre…

 

MARIN.

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1. La Plaza. (Poesía Urbana)

Nos conocimos en esta plaza, sin falta, cada día

nuestras miradas jugaban a esquivar la gente entre

nosotros, buscándose, seduciéndose, abrazándose

bajo el anonimato de nuestras voces. No fue

una casualidad habernos encontrado, cuando

estas perdido lo natural no es otra cosa

diferente al olvido. Ella venia escapando

de no sé qué, desde no sé dónde y traía una

chaquetilla de mezclilla que no bastaba

para abrigar tantas penas, y yo, bueno yo solo

no tenía otro lugar a donde ir, nadie podía recordarme

desde que olvide mi alma en alguna banca de la estación

de autobuses.

 

Marianna, no he faltado un solo día a esta cita

nuestra, sin excusa busco tus ojos atrás de cada

forma humana que me transita, borrosa y extraña. Todas

estas gentes, yo mismo, toda esta plaza con el resto

del mundo estamos vacíos desde aquel día, no recuerdo

ya cual fue, solo recuerdo tu ausencia, tus manos

invisibles alejándose de mí. Te extraño tanto, cada

uno de mis rincones te extraña, la vida entera que construí

para los retazos de tu pecho te extraña. No olvides que sueño

despierto contigo todo el tiempo y esta plaza

ahora parece tan grande, yo no tenía a donde ir

antes de ti, Marianna, tu siempre serás mi lugar favorito.

MARIN.

 

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Crepuscular… (Experimental Filosófico)

Crepuscular…
(Experimental filosófico)

Abrigué al crepúsculo del frío.

Nadie veía más allá del cielo negro alegre. El
sol no había nacido. La sangre del silencio.

Anunciaba el camino sin regreso. Escribí, y desnudé
los hechos infernales y turbios, y las pajas polvosas
escucharon, y los ojos cerraron las puertas magras.

La última sonrisa fue, en el aire sepultada
de grietas y fango elegante, una mariposa que gritaba
su rapacería.
Despedí la ceniza del honor viejo que se aniquiló.

Entre todas las ventanas : en los vidrios masticados
ví al indefenso inerme.
Luego destejí una a una cualquier fé. En el cielo,
agitando al fanatismo. En la superficie del mar,
donde la entregué a un escualo.

En el hondo cementerio
todos huían despavoridos. Y los duelos y yo la perdimos
entre las arenas y las hienas, las rodillas y el perdón
de las lápidas gemelas. En el fondo del abismo, lejos de un laberinto
de reptiles premiados, los vivo con sus escamas
más que inmensas espinas.

El fuego era hielo
la luna maldecía las aves
del lago un esqueleto
dejó los huesos vestidos
con el suelo de sangre seca.
Al abrir los ojos… El alba ensordecía…

Autor: Joel Fortunato Reyes Pérez
Del texto y de la imagen.

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