Archivo de la etiqueta: Escritos
ÉL
El tic tac del reloj le martilla en la cabeza, es su peor enemigo en las noches de irremediable insomnio. Nunca pensó que volvería a estar así, había disfrutado tanto tiempo del dormir placenteramente sin nada ni nadie que estuviera rondando en su cabeza, que, caer nuevamente en ese abismo no sabía si era desesperanzador o toda una aventura. Lo cierto es que, en medio del silencio de la noche y allí cuando empieza a entrar la madrugada, la imaginación salta libre, danzando ante la luna demostrando que para iluminar una mente no siempre hace falta la luz del día.
Si bien ha llegado a su vida el agotamiento, los desvelos han mejorado notablemente su escritura; le parece increíble que un pedazo de papel lleno de letras y algunos tachones, contenga tantos sentimientos y emociones, tantas historias, tanta vida, su vida…
Lo he visto dar tantas vueltas en su cama que por instantes siento que me mareo. Él mira por la ventana y medita, se pierde en la profundidad del cielo nocturno con su mirada vacía y con unos hermosos ojos llenos de dolor.
Quisiera poder hablarle, pero mi función se limita solo a escuchar y observar, y es precisamente eso lo que me ha permitido conocerlo un poco. Al principio simplemente me observaba, algunas lágrimas caían y uno que otro puño quedaba marcado en la pared, no decía nada, simplemente miraba. No sé si fue mi luz, mi forma reflejada en el cielo o algún otro motivo que tal vez nunca sabré, que lo hizo una noche abrir su corazón blindado y sacar lo que allí tenía guardado. Su voz me emocionó tanto que creo que brillé extra esa noche; cantaba su historia la cual estaba llena de tristeza, amargura y soledad, sin embargo al mismo tiempo se podía percibir la desesperada necesidad de encontrar una esperanza.
El Sillón Naranja Y La Ventana – UnPoetaAlRevez
¿Cómo se comienza a contar una historia para justificar el porqué de una venganza?
-No lo sé…
-Bueno, empezare por el inicio, ¿no? creo que es lógico.
Me encuentro sentado en mi sillón naranja, resulta que todos los domingo tenía por costumbre quedarme tumbado todo el día en mi sofá; supongo que si me afectaba lo que sucedía en el mundo, pero al ver que no podía hacer nada solo me lanzaba a dejar pasar los minutos… en fin; sucede que los últimos domingos de cada mes escuchaba siempre a la misma hora, 2:00 pm, la misma pelea entre mi vecina y otro señor que nunca supe quién era, esta consistía en hablarse suave al principio, oír unas cuantas suplicas de mi vecina, luego escuchar como subía la intensidad de la conversación y terminar siempre con un aventón de la puerta de parte del amante de mi vecina, el cual vivía con ella, y el sonido de unas llantas marcharse de tal lugar…
-¿Quieres decir que escuchaste lo mismo durante meses y no hacías nada?
-¿Que iba a hacer yo? el caso es que estaba relacionado con algo de la renta o de los impuestos o con una de esas miserias que nos roban…
Bueno no me enrollo; resulta que un día en particular, el viernes precisamente, me encontraba yo realizando una de mis reseñas de un libro que leí; ya estaba en las últimas horas del atardecer y de repente oí algo incómodo… Debo señalarte que en el vecindario en el que vivía jamás había un sonido en toda la calle, realmente era muy raro, por eso cada vez que sonaba algo se me hacía muy extraño y peculiar…
¿En qué iba?
-Sonidos incomodos.
-Correcto, resulta que desde ese momento fue que me empezó a parecer que algo extraño iba a suceder, me asome por la ventana que daba a la calle y vi a mi vecina entrando a su casa con una especie de plástico negro, unas bolsas, grandes a mi parecer, pero no le di importancia y continúe en lo mío, como siempre lo hago.
Esto sucedió el día viernes, al día siguiente, en horas de la tarde, llego una camioneta con unos contenedores de platico, tres para ser exactos, uno azul, uno gris y uno verde; al principio no entendí la razón, luego al asomarme por la ventana por segunda vez en la semana, lo cual es muy raro, me percate que la vecina le entrego unas hojas al caballero que coloco estos contenderos en la calle, fue ahí donde recordé que esta empresa de canecas había pedido al vecindario una recolecta de firmas para colocar estos contenderos y hacer más fácil la recogida de la basura, supuse que fue mi vecina quien se encargó de recolectar dichas firmas.
-Ok, pero aun no entiendo porque estas acá, ve al grano.
-Vale, resulta que llego el día domingo con su monotonía, bueno eso creí yo, me encuentro sentado en mi sofá, y de repente llega el señor a debatir con mi vecina, como de costumbre, pero esta vez este caballero entro a la casa, esto lo supe porque oí como se disminuía el sonido de las voces y como se cerraba la puerta, en ese momento me pareció muy extraño pero no me levante solo seguí en mi sofá naranja.
Al cabo de unas horas escucho la puerta abrirse y veo por la ventana salir a este caballero, el sin mencionar una sola palabra, se sube al coche y se va. Se me hizo muy peculiar, pero bueno, solo me acosté ya que era tarde.
A primera hora de la mañana, la vecina de enfrente sacó una gran bolsa de basura de casa y la arrastró hasta el contenedor verde que había en la calle. Yo ya me había despertado y vi todo esto por la ventana, fue muy raro ver esta escena ya que mi vecina no actuaba como de costumbre, y yo era un hombre de vivir entre muchas costumbres…
-Pero bueno aun no entiendo como llegaste aquí…
-Lo que pasa a continuación es él porque… Mira, yo salí de mi casa y me acerque para ver que había en esta bolsa, ese día en especial se me hizo totalmente caótico y nada común, me acerque un poco dudoso y abrí la bolsa, lo que vi me lleno de espanto, resulta que encontré en aquella bolsa al caballero que ya te había mencionado antes, el que discutía con mi vecina, ahí entendí todo…
Creo que puedes unir tú mismo los cabos, ¿no? Pues todo cobro sentido en solo unos segundos, todo lo planeo mi vecina, las bolsas, el contendedor, el dejar entrar a casa al caballero, que el personaje que saliera fuera el amante de mi vecina disfrazado de la ropa del señor que ahora hallaba en la bolsa… Fue entender todo esto y agarrar inmediatamente el celular para llamar a la policía.
-¿Pero si fue así por qué llegaste acá?
-si… resulta que estoy con el celular en mi mano, estoy a punto de oprimir el botón verde para llamar, y siento un fuerte dolor en la parte de atrás de mi cabeza, ¡había recibido un fuerte golpe de mi vecina! Me gire y la mire, un poco desconcertado del porque hacia esto, pero sus ojos me dijeron todo aunque no lo creas, vi la preocupación de que mi vecina se iba a quedar sin casa, abrí la boca para decirle algo e inmediatamente sin titubear levanto sus brazos y agrestemente los bajo golpeando mi cabeza con un tubo… a partir de ahí solo veo negro, y acá estoy frente a ti con deseos de venganza.
-¿Y sabes quién soy yo?
Soy el diablo. Pero… con mucho gusto te daré venganza.
FIN
Un Te Amo
Tu y yo estamos en nada,
somos tímidos
y solo abrimos el corazón
ante emociones imitadas;
¡¿Quién te dice que no puedes
estar conmigo?
Parece que hay un abismo
entre ambos, pero aún así
puedo verme reflejado
en tus pupilas.
¡¿Qué demonios significa
un «te amo?!
La llama de una vela deja
un elegante hilo de humo
cuando es apagada,
cediendo lugar a la inexistencia
¿Así de frágil es todo esto?
Hemos envuelto y etiquetado
nuestro corazón
con el nombre del otro,
pero siento que ellos conspiran
como el otoño mata a las hojas.
Diez son las razones
que ellos alegan reprendiéndome
y las que más maldigo,
solo ahora un cero
sería perfecto, un cero.
¿Quién tu corazón me roba?
Tu y yo estamos en nada,
jamás te daría una rosa
si no la desearas
lo peor es que no somos tan
fuertes para enfrentar el miedo,
no podemos decirle al viento
que mueva el polvo en círculos
ni al sol que se quede en el filo
del horizonte para siempre.
¡¿Que diablos significa
un «te amo»?!
DETALLE OMITIDO
Esperando a que terminara una larga fila que empezaba desde la universidad y la salida de la calle 32,me senté al lado de un joven de más o menos 25 años, una singular pregunta acerca del evento que íbamos a tener nos llevó a conocernos y platicar de temas interesantes de nuestras vidas, la hora y media de espera se nos pasó tan rápidamente con un hablar ameno y acogedor, pero falto un pequeño detalle después de despedirnos, su nombre, ese nombre que espero poder preguntarle algún día en que el destino por simple casualidad me permita reencontrarme con esos ojos azules pintorescos que armonizaban su rostro y que con una sonrisa expresaba una energía agradable y duradera que en mis pensamientos aun es difícil olvidar.
Debe estar conectado para enviar un comentario.