¡Ahí!. Si… ¡Ahí!. ¡Estás ahí!. ¡Qué suerte encontrarte!. ¡Qué suerte volver a verte!. Eres parte de mi. Estás en mi, bien dentro de mi, como tantas cosas. Bueno, no como tantas cosas porque eres especial. Formas parte de las células de mi vida, pero de las células vivas e importantes de mi ser. Cada uno va creciendo, desarrollando su ser con esos pedacitos que pertenecen a otros. Tú eres uno de esos pedacitos…
Te miré y creo que te sonreí pero no obtuve respuesta inmediata. ¡Claro!. ¡Tantos años sin vernos!. ¡ Yo tan sin pelo…! . Y mucho más delgado dijiste. Claro. El tiempo pasa y no pasa en vano. Después… nuestros ojos se encontraron. Nuestras almas se encontraron y palpitaron de alguna manera, muy juntas. Muy juntas. Te brillan los ojos. Tus ojos. Y tienes la misma sonrisa que tenías cuando casi niña. Algunas canas se escaparon y delatan como en mi el paso del tiempo.