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El Camino Del Gusanito

La historia de un gusanito que va a visitar a su amigo enfermo para desearle que se cure pronto:

En un árbol se encontraba un gusanito que quería llevar un trozo de durazno a su amigo “Raúl el conejo” porque estaba enfermito.

De modo que el gusanito con mucho cuidado de llevarle el trozo de durazno a su apreciable amigo evitaba cualquier desgracia que le pasara al trozo de durazno. Evitaba los charcos y tierra con lodo.

El quería que su amigo “Raúl” se recuperada pronto para poder jugar como solían hacerlo.

El gusanito sabia que la única forma de llevárselo era rodeando para llegar con el trozo de durazno bien para que su amigo lo disfrutara mucho.

Iba a paso lento pero seguro, a él no le importaba el tiempo que le duraría llegar a la casa de su amigo.

Paso a pasito caminaba el gusanito. Ya era de tarde, pero el gusanito no perdía la paciencia. Solo quería ver feliz a su amigo y que se curara pronto. En su mente venían los recuerdos de su querido amigo, disfrutando de sus aventuras que su imaginación los llevaba.

El camino abarcaba desde el árbol donde vivía el gusanito hasta la madriguera de la familia de Raúl que para un gusanito es un camino muy extenso. Pero el gusanito sabía que su esfuerzo valdría la pena y estaba más interesado en la salud de su amigo que las ideas de rendirse su mente las mandaba a volar en el aire.

Gusanito: Ya verás Raúl te aliviaras pronto y tendremos nuevas aventuras. No hay nada que me guste que vivirla al lado de mi mejor amigo (Mientras el gusanito empujaba el trozo de durazno).

Pero gracias a su determinación y deseos de ver a su amigo, el gusanito no sentía cansancio, ni pesadez en sus patitas.

Al fin logro ver a su amigo cuidado por su mama. El cual la recompensa del gusanito por su gran esfuerzo es ver a su amigo sonreírle mostrando una cara de felicidad cuando lo vio en su casa.

El gusanito le dio el trozo de durazno a Raúl, el cual saboreo y disfruto mucho que sintió un alivio para su garganta.

Para el día siguiente los 2 amigos se unieron a jugar.

Historia dirigida para los niños
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LA HORMIGA Y EL CONSEJO DEL ESCARABAJO

En un hormiguero, todas las hormigas trabajan arduamente, unas salen en busca de alimentos, otras cuidan y alimentan a las larvas, otras defienden el hormiguero y otras más le dan mantenimiento al hormiguero para que no haya derrumbes.

Un día, una hormiga de las recolectoras llamada Zoe, iba explorando nuevos lugares en busca de alimentos. Zoe encontró un trozo de una manzana que callo de un árbol. Con mucho esfuerzo empezó a empujar el trozo de manzana. Poco a poco el trozo empezó a moverse.

Mientras Zoe empujaba el trozo de manzana, un escarabajo la observaba curioso, el escarabajo se le acercó.

—¿Qué haces con ese trozo de manzana?

—Lo llevo al hormiguero.

—¿Y para qué? ¿no sería más fácil comer lo que necesitas aquí e irte?

—No, porque lo llevo para que también coman mis hermanos y hermanas.

El escarabajo se alejó y se puso a pensar. Después de un rato se acercó nuevamente a Zoe.

—¿Y hay más hormigas recolectoras de comida como tú?

—Si, somos cincuenta.

El escarabajo sonrió malicioso.

—Ya ves, para que te cansas empujando ese trozo de manzana, total si tú no llevas nada, las otras cuarenta y nueve si llevaran comida.

Zoe dejó de empujar la manzana y se puso a pensar.

—Tienes razón, para que me canso, total las otras si llevaran comida.

Zoe hizo caso del consejo del escarabajo. Comió una parte del trozo de manzana y luego se fue. Al llegar al hormiguero, Zoe observó como las demás recolectoras llegaban con la comida, ella entro al hormiguero y pensó:

«Cuanta razón tiene el escarabajo, si yo no traigo comida no pasa nada»

Al día siguiente (siguiendo el consejo del escarabajo) Zoe decidió no ir a recolectar comida, y se quedó en el hormiguero descansando. Una hormiga encargada de alimentar a las larvas llamada Lixi, vio a Zoe que no hacia nada y se acerco a ella.

—¿Qué haces?

—Estoy descansando.

—Pero debes de recolectar comida como las demás recolectoras.

—Somos cincuenta las recolectoras, si yo no recolecto no pasara nada, tú deberías de hacer lo mismo y dejar de trabajar tanto, total hay más hormigas para que alimenten a las larvas.

Lixi se quedó pensando.

—Creo que tienes razón, dejaré de trabajar, total si yo no alimento a las larvas, otras hormigas si lo harán.

Al día siguiente, Zoe y Lixi no trabajaron. Una hormiga que se ocupaba del mantenimiento del hormiguero llamada Lía, las vió y se acercó a ellas.

—¿Por qué no trabajan?

—¿Para qué? si las demás ya están trabajando —respondió Zoe.

—Tú deberías de hacer lo mismo, total, por una hormiga que no le de mantenimiento al hormiguero no pasará nada —dijo Lixi.

Lia les hizo caso y dejo de trabajar. De ese modo, día tras día, faltaban más hormigas al trabajo, hasta que un día, todas las hormigas dejaron de trabajar. La comida empezó a escasear, las larvas lloraban porque nadie las atendía y el túnel se empezó a agrietar. La hormiga reina se dió cuenta de lo que pasaba y se acercó a una hormiga soldado que estaba descansando.

—¿Por qué no trabajas?

—¿Para qué? si yo no trabajo no pasa nada, que trabajen las demás.

—¿Quién te dijo eso?

—Lia.

—¿Lia? Pero si ella es muy responsable.

—Ella también está descansando.

—Eso lo tengo que ver.

La hormiga reina se fue a buscar a Lia. Cuando la encontró se acercó a ella molesta.

—¡Lia! ¿por qué no estás trabajando?

—¿Para qué? que trabajen las demás.

—Eso mismo me acaba de decir otra hormiga, así que tú eres la que ha inventado eso.

—No, eso me lo dijeron Lixi y Zoe.

Al oír eso, la reina partió en busca de Lixi y Zoe. Después de un rato encontró a Lixi.

—¡Lixi! Me han dicho que tú y Zoe le andan diciendo a las demás hormigas que no trabajen.

—Si.

—¿Por qué inventaron eso?

—Yo no lo inventé, fue Zoe.

—Y ¿donde está?

—La última ves que la ví estaba en la entrada del hormiguero.

La reina se fue en busca de Zoe. Cuando la encontró Zoe estaba acostada.

—¡Zoe! Ponte de pie.

Zoe obedece y se levanta.

—¡Zoe! ¿por qué inventaste decirle a todos que no trabajen?

—Yo no lo inventé me lo dijo un escarabajo.

—¿Un escarabajo?

—Si, me lo topé un día que salí a recolectar comida.

—Zoe, por bueno que parezca no siempre hay que hacer caso de los consejos de los demás, en especial de desconocidos.

Zoe se puso a pensar.

—Mira bien a tú alrededor, no hay comida, las larvas están llorando, el túnel se está agrietando y sin los soldados estamos expuestos a que nos ataquen. Si una hormiga no trabaja quizás no pase nada pero da la casualidad que todos piensan igual. Todos somos importantes para la colonia.

—Tiene razón reina, ayer se acabó toda la comida y hoy no he podido comer nada.

—Bien Zoe, ahora ayúdame a reunir a todas las hormigas.

Zoe y la reina reunieron a las demás hormigas, hablaron con ellas y las convencieron de volver a trabajar.

                                   FIN

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UN PEQUEÑO PEZ

Hace mucho tiempo en las profundidades del océano vivía un pez, uno muy pequeño, este pez muy temprano se dio cuenta de que mientras sus amigos peces crecían, el seguía exactamente igual, sin embargo, creía que ser pequeño era un defecto, y así se lo hacían notar los otros peces, un día los peces jugaban todos juntos, menos el pequeño pez, de repente unas tenebrosas redes se sumergieron en el agua atrapando a todos los peces que jugaban, el pececito al percatarse de lo que sucedía intento avisar a los otros peces, pero no había tiempo, debía hacer algo.

¿Pero que podía hacer?

—Tan solo soy un pequeño pez. —pensó.

Nado y nado hasta el borde del gran buque, no encontraba como lograr detener aquella red que poco a poco emergía a la superficie a los demás peces, pero el pequeño pececito se da cuenta de que el gran buque tiene un orificio en el inferior de su cubierta, pero es demasiado pequeño casi imperceptible, rápidamente bajo y consiguió una pequeña rama que lograría introducir por la pequeña ranura, el pequeño pez no tenía la suficiente fuerza para lograr hacer más grande el orificio en la cubierta inferior. Pero en los grandes retos se conocen las grandes fortalezas. Unos cuantos tiburones rodeaban el lugar esperando hacerse con algún pez, más el pequeño pez llamaría la atención de estos, y al colocarse en peligro había conseguido que los tiburones le siguieran, el pequeño pez tenía un plan, se dirigió hacia la rama incrustada pero este cruzó sin dificultad por su diminuto tamaño, pero el tiburón por su enorme tamaño golpeó aquella rama, provocando que el orificio en la cubierta del enorme buque se hiciera considerable, el buque tambaleó. Y por esto los pescadores decidieron soltar la pesada red, dejando escapar todos los peces en su interior, el pequeño pececito comprendió que lo que realmente importa no está afuera. Esta dentro de nosotros mismos, en el corazón.

Una vez el percance finalizo los otros peces hicieron una gran ovación al pequeño pez, dándose cuenta que aun con un pequeño tamaño pudo lograr vencer tan enorme buque.

 

-Alejandro Piza-

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EL MILAGRO DEL PATIO

 

La casona de buena madera lucía  esbelta y señorial  en una esquina del patio donde se descargaba el café maduro de  amplios salones cielo raso bien confeccionado ahí vivían doña Carmen y don Manuel un matrimonio  que DIOS los había bendecido con  cuatro varones   los patrones le  prestaron la casa  mientras Don Manuel les trabajara en todo lo relacionado con el proceso del café .   Tenían  patos carracos  gallinas vacas y cabras  había mucho espacio para jugar, también estanques llenos de agua  que se usaban para el lavado del café.      Manolito  el hijo mayor le encantaba meterse en el estanque a correr  los patos y  carracos el agua se ponía sucia mucho barro había de ahí  pero   al niño le gustaba correr detrás  de los animales,  contaba con ocho años ya sabía leer y escribir era muy aficionado a la lectura  más si eran libros de cuentos o religiosos.

Un tiempos después empezó con dolores en las piernas no había muchas medicinas lo trataban con remedios caseros, detrás de las corvas le untaban claras de huevo de pato o de carraco así fue pasando el tiempo hasta que sus piernas no lo sostuvieron  y dejó de  caminar  permanecía sentado no habían sillas de ruedas, su padre le hizo una carretilla improvisa pero solo cuando alguien la jalaba podía salir al patio para mirar la naturaleza y los animales.     El muchacho no se desanimaba y cada día leía más y soñaba con todo lo que los libros contaban.

La maestra vivía cerca le daba clase en la casa  ,los patrones lo querían mucho un día le regalaron una caja de lápices de colores y alguna ropa los recibió con mucho cariño  y les agradeció de todo corazón , estaba cerca la navidad don Manuel llevó una gran rama de ciprés para hacer el árbol de navidad comenzaron a sacar bombitas luminosas  lluvias cintas de colores y un sinfín de cosas más ,   Manolito era muy observador estaba muy  contento le había pedido a su padre que lo acercara al árbol

para  participar del arreglo.    Se quedó mirando con curiosidad que las bombitas tenían un huequito por el que le  introducían   un hilo para guindarlas. – Pensó yo puedo hacer lo mismo con las cascaras de huevo solo que no hay que quebrarlos. Habló con su mamá y le pidió ayuda ella muy contenta prometió complacerlo.   La primera pintura que hizo fue el rostro de su madre  le quedó tan bonito que su madre lo animó para que siguiera pintando, también pintó frutas; naranjas manzanas uvas y otras se veían tan natural que algunos deseaban cogerlas para  comer todas colgaban   en la rama.

Cuando no estaba pintando leía  llegó la maestra lo encontró con el libro de la Biblia en la mano  -qué estás leyendo  preguntó?  Ese pasaje  donde dice que Jesús curó! a uno como yo¡  que no podía caminar   ¡verdad que si yo conociera a Jesús también me curaría ¡ la maestra sintió un nudo en su garganta  respiró profundo y exclamó   ¡claro que sí ¡.

Un día Doña Carmen le mostró a la patrona la pintura que le había hecho a ella  ,  a   la Señora le gustó tanto que dijo  – voy a pedirle  que me haga una  a mi ¡

 

Mientras tanto Jorge el hermano menor entró gritando y brincando de alegría porque había cazado unas ardillas cachorritas y las traía como si fueran un preciado trofeo, las alimentaba  con leche y frutas las encerró en una jaula y todos los días les daba una miradita  antes de irse para la escuela.

Al regreso de uno de los tantos viajes a Europa la patrona le compró unas pinturas  y pinceles se las regaló diciéndole Manuelito aquí te traigo esto para que me hagas una pintura de mí  persona : sacando de un bolso un enorme huevo de avestruz   al muchacho se le avisparon los ojos pues nunca había visto un huevo tan grande: ¿  que es un   avestruz?  Preguntó  ya  recuperado de la impresión  ¡ le dijo a su madre que lo colocara con mucho cuidado en un lugar seguro ,donde no lo fueran a quebrar.

Algunas veces la maestra y Doña Carmen platicaban de cosas del  muchacho su madre se lamentaba del trabajo que le costaba  levantarlo  pesaba mucho y cada día estaba más grande me duele la cintura no se  que — va ha ser mí cuando esté más vieja- ,! Hay ¡ no piense en eso decía la maestra DIOS no abandona a nadie tenga fe. ¡Así pero cómo me cuesta!.

En una ocasión Manolito leía  era un poco tarde su madre entró a la habitación le dijo: porqué no te has dormido?  Es qué estoy leyendo lo del paralitico como lo curó  Jesús , ha.. si yo lo pudiera ver   Él me curaría  y se estiraba en su cama sonriedo  ,–¡ si hijo duérmase ya ¡ , ¡buenas noches mi amor¡ salió para ir a desahogar las lágrimas en otra lugar.

Manolito casi terminaba el retrato de la señora una de tantas mañanas salió Doña Carmen a trabajar el muchacho quedó solo en la casa tenía las  pinturas colgando en el árbol ,  procedió a leer nuevamente el pasaje de Jesús ,escuchó  un ruido  en el cielorraso miró a las ardillas correteando y dando saltos a  el árbol como queriendo comer las frutas que había pintado con tanto amor, les grita¡  aléjense de ahí! váyanse pero inútil más saltaban entre las ramas a Monolito le entró  rabia cólera,  sentía que la sangre le hervía en todo su cuerpo  y en un arrebato de desesperación  e  impotencia se fue de bruces contra el árbol llevándose un fuerte golpe en la nariz cayó al suelo mientras de la cumbre del  árbol se desprendía su más preciado tesoro el retrato de la señora,  iba a estrellarse contra el piso cuando dos manos se  extendieron  lo agarraron para que no  cayera al suelo ,  alzó su mirada desde el piso  con la cara enzangrentada  vió al  niño que había realizado tal  proeza , solo atinó a decir gracias  -¿preguntó cómo pudo hacerlo? el niño con una mirada angelical respondió ¿ qué es más fácil apañar la pintura o decirte levántate y camina? Manolito sintió en sus piernas un gran  ardor

Tomó fuerzas  se levantó y con el retrato en sus manos salió corriendo dando gritos  de alegría Mamá ¡ Mamá ¡ puedo caminar su madre  al oír aquellos gritos salió a su encuentro lo abrazó con todo su amor cayó de rodillas dándole gracias a DIOS mientras , la señora muy impresionada vió el retrato que traía el muchacho en sus manos lo  cogió lo miró y muy sonriente exclamó : me pintó igualita.!

Los señores lo enviaron a una de las mejores escuelas de bellas artes donde  estudió,  fue un gran pintor dedicó su vida a pintar y decorar iglesias y en todas pintaba    LA FIGURA DEL    DIVINO NIÑO.

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Un Café Para Dos

Una nueva oportunidad.

En un país lejano habían 2 seres que se querían y se amaban. El un chico humilde que trabajaba para complacer a ese ser especial. Un caballero de esos enchapado a la antigua noble de corazón, cortes y educado.

Él, la quería daba todo por ella ya eran 14 años de amistad y 6 de noviazgo. Una mañana al despertar una corazonada de esas que no suelen fallar le dice, hoy es el día perfecto. Él llama a su enamorada al trabajo. Ella contesta con tono de voz mal humorado, querida hoy vamos a cenar, te tengo una sorpresa. Ella responde de forma afirmativa si claro nos vemos.

Al caer la tarde era una  fría y lluviosa, ese día era mágico, el día donde le propondría matrimonio. Gasto el poco dinero que tenía; un anillo, una reservación en un restaurante, un ramo de flores muy peculiar una rosa roja y girasoles sus favoritas.

Lo que él no sabía era que en esa tarde que se convirtió en noche, su amada nunca llegaria.

El restauran estaba cerrado recogían las mesas. Se le acerco una chica y le dijo con una voz sutil,  con un poco de tristeza. Señor ya el local va a cerrar una lástima que a quien espera no llegara.

Resignado le dijo es una lástima yo la quería, tú debes ser muy afortunada si tienes alguien que te quiera. Ella bajo la cabeza y una lagrima bajo por su mejilla. El rápidamente le ofreció un pañuelo para secar esa lagrima como todo un caballero. En ese momento le propuso, te invito un café, pero un café para los dos.

Del otro lado de la acera llego una chica y vio a la feliz pareja.  Ella salió corriendo, era la enamorada que llego tarde.  continuara…  

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